Entrevista a Lientur Rojas:

La Enafo es una de las pocas entidades que durante30 años se ha preocupado rescatar la cultura tradicional de nuestro país.

“Entonces cuando uno se pregunta si hay tanta dificultad cómo es que la escuela ha podido sobrevivir treinta años. Para mi hay una sola respuesta y es el amor por esto que es la cultura tradicional.”

Fred R. Chico fernández

Lientur Rojas aparece con un bolso a las puertas de la escuela Bío-Bío. Silencioso como siempre. Tiene la característica de que su presencia pasa casi inadvertida. Se reúne con las manipuladoras: “se acabó el café repite” como si repasara exactamente el sitio mental donde lo guarda para recordarlo más tarde. Saluda amable sin aspaviento. ¿Cómo saber que es él el que asume la responsabilidad de implementar la Enafo cada año? En su rostro no se vislumbra las reuniones con autoridades, empresas que le han dicho que no por trigésima vez frente a algún auspicio para la Escuela Nacional de folklore.

Su carácter apasionado fue emergiendo mientras transcurría esta entrevista. Ese que crea “palomas” con la técnica de óleo y pastel presentada en la sala Andes de Concepción. Ese que seguramente hace que exista en Facebook para Lientur Rojas sus exalumnos de teatro.

El mismo que hace mención el diario el sur con el siguiente titular en el 2007: El titiritero que mueve a las promesas del arte penquista. Su perseverancia rindió frutos, llegando a ser un referente de las artes escénicas en nuestra región, así como un incansable formador de niños artistas, labor que cumple hace dos décadas desde la dirección del Centro Artístico Cultural de Concepción.

Es el mismo Lientur Rojas que ahora se viste de Enafo para mostrar el rostro de Director Administrativo de la Escuela Nacional de Folklore.

¿Cuál es el aporte de de la Escuela Nacional de Folklore al rescate de la cultura tradicional de nuestro país?

Sin duda que la escuela nacional la veo yo como una de las pocas entidades que durante30 años se ha preocupado de dos cosas importantes en esto que se llama rescate de la cultura tradicional.

Primero entender qué es la cultura tradicional, a través de profesores. Entrar a definirla en esencia. En segundo lugar se ha preocupado de la formación integral de las personas. No sólo en la entrega de repertorio sino que formarla en la transmisión de este conocimiento: en metoologías, formas de abordar la danza o de prepararse de mejor manera, porque yo creo que desde el punto de vista de la buena difusión de lo que se rescata; ahí la escuela ha jugado un rol sumamente importante.

¿Qué inspira al grupo directivo poner en marcha la Escuela Nacional de Folklore cada año?

Cuando yo hablé al inaugurar esta temporada señalé algo que parece un absurdo. Nosotros nos vemos enfrentados a una gran cantidad de dificultades para poder realizar la temporada. En muchas oportunidades nos hemos quedado con un montón de deudas que tenemos que pagarlas nosotros. Entonces cuando uno se pregunta si hay tanta dificultad cómo es que la escuela ha podido sobrevivir treinta años.

Para mi hay una sola respuesta y es el amor por esto que es la cultura tradicional. Un grupo de personas que somos muy pocos que nos juntamos en torno a una relación de amistad, donde los parámetros que nos mueven son el confiar y en creer en el otro y con ello, en poner al servicio de esta causa todos lo que poseemos, nuestro tiempo nuestros hogares, nuestras familias, nuestros contactos y sentarnos a una mesa atrabajar.

Hubo durante 25 años un espacio físico donde nos juntábamos, pero antes no existía. Nos reuníamos en un café y a partir de este año volvimos al café. Empezamos a programar y a reunirnos. Quince días después nos juntábamos a informar de la tarea que cada uno tenía para ver si se cumplió o no y a buscar soluciones.

Nos mueve eso… y a eso yo llamo mística, amor a lo que hacemos. Yo creo que el día que las cosas se hagan de otro modo, la Enafo no va a ser la misma. El día que esto esté institucionalizado, que la gente reciba una remuneración, se va acabar al menos este compromiso que va más allá de la dificultad, que trasciende a las personas. Pero que también es nefasto, sin duda. Yo estoy preocupado por mi salud que hace un par de años está siendo afectada y me pregunto ¿quién nos va reemplazar?. Por eso yo creo que también tenemos la responsabilidad en entregar esta misión a otros. A aquellos que tendrán que ir gradualmente tomando el cargo para que esto no desaparezca, ir involucrándose quizás de otra manera que sea más operativa, que rinda mejores frutos. Es una tarea que veo que tenemos por delante pero que no hemos abordado. Las personas pasan y las instituciones deben permanecer.

Toda institución tiene una época de oro ¿Cuál es la época de oro de la Enafo?

Habría que preguntarse qué entendemos por época e oro. Muchas veces se nos ha criticado que en la Enafo han disminuido alumnos, que la Enafo no es lo mismo que fue, que aquí en la Enafo no están las personas que originalmente la impulsaron.

Cuando la Enafo nace no había nada y desde luego que en torno a esta idea, se juntaron todos aquellos que estaban solos, de manera aislada haciendo cosas. Aquí encontraron un espacio para poder proyectarse. Cuando ellos se juntan, la Enafo pasa a estar de moda, pasa a ser el único lugar en Latinoamérica en el que la cultura tradicional tenía un espacio donde se podía estudiar, conversar en torno a ella. Y por supuesto llamó la atención de mucha gente venida de todo el país, incluso los medios y las autoridades universitarias encontraron en la Enafo una oportunidad de difundir sus trabajos. Así estuvieron varios años seis, siete años donde esto estaba lleno de estudiantes.

Pero junto con eso se fue formando gente que empezó a hacer lo suyo en sus lugares que es el objetivo de la escuela. Empezaron a aparecer las jornadas regionales donde la Enafo se trasladó a regiones para preparar a aquellos que no podían llegar hasta Concepción.

Por eso creo que hay etapas que se van cumpliendo. La Enafo cumplió una misión relevante. Por ejemplo permitió que nacieran otras situaciones similares en Santiago, pero que no han permanecido en el tiempo. Yo creo que el mérito de la Escuela Nacional de Folklore es que pese a las dificultades, ha permanecido durante treinta años, lo que no ha ocurrido con otras instancias que partieron amenazando ser tanto o más gloriosas que la escuela y que después desaparecieron; porque no contaron con esto que tiene la escuela que es la mística. y que a mi me da la certeza que no va a desaparecer. Entonces si hablamos de una época de oro yo digo que la escuela nacional vive una época de oro en tanto permanece durante treinta años.

¿Cuáles son los desafíos de la escuela nacional para los próximos treinta años?

Sin duda que responder a la exigencias de una globalización, en términos de vivir los tiempos que hay que vivir.

La escuela cumplió etapas al formar gente, pero estamos en un nuevo siglo, en dónde hay una abrazante tecnología que nos invade, en donde la globalización está haciendo lo suyo y no va a desaparecer. Y este mundo de hoy día exige posesionarse en la comunidad con mayor fuerza, exige preparar a los estudiantes en otros ámbitos como son el manejo tecnológico. Cómo usamos la tecnología al servicio del rescate de nuestras tradiciones sin contaminarla. Esa es una tarea que tenemos por delante, el profesionalizar la difusión en los medios con mayor fuerza; no con un afán comercial o de marketing, si no que con espíritu de rescate efectivo.

Por otro lado la tradición no es rescatable si no se hace uso de ella. Las sociedades desechan las cosas por desuso y entonces dejan de ser tradicionales. En consecuencia, la idea es llevar al mundo de hoy los valores de la tradición para hacerlos tradicionales, para reposicionarlos en el medio. Esa es la tarea que tenemos por delante, en nuestro proceso formador, en llegar a las nuevas generaciones.

Y también desde otro punto de vista, nosotros tenemos la enorme tarea de los recambios. Treinta años es un período importante pero que también produce desgaste y agotamiento en las personas que estamos al frente y hay que inculcar en las nuevas generaciones este amor y esta necesidad de trabajar por la escuela.

Que no seamos enafinos solamente durante los quince días de enero, sino todo el año. Que no perdamos los contactos y esperando que la escuela nos llame. Hay tareas que cumplir durante todo el año y por eso necesitamos la presencia del resto. De estos enafinos con los cuales cantamos el volcán y que ese canto y esa cadena que se hace en enero dure todo el año.

¿Cuál es el mensaje de la dirección administrativa de la Escuela Nacional de Folklore?

No se olviden durante el año. Acuérdense que hay un equipo que esta trabajando. Nosotros sólo descansamos en Marzo y en Abril ya nos estamos juntando para ver cómo va a ser la próxima escuela.

Una vez se me ocurrió una idea, fíjate que uno de los grandes problemas de la escuela es la carencia de recursos como para hacer cosas tan elementales como es la difusión. Si los alumnos empezarán a matricularse antes, durante el año. Si nosotros tuviéramos esos recursos podríamos tener un buen afiche, un buen sistema de difusión. Nosotros trabajamos fundamentalmente con la buena voluntad de las personas.

Mi mensaje es hagamos Enafo juntos. Propóngannos cosas. Nosotros estamos dispuestos a recibir sugerencias pero que sean viables, que no sea la sugerencia que queda en el cuaderno en enero y durante el año se pierde.

Tal vez alguien puede conseguir un auspicio fuera de Concepción. A veces en los lugares más pequeños es más fácil conseguir recursos que en un lugar donde somos muchas las organizaciones culturales, donde son muchas las peticiones. a las empresas le interesan más las actividades deportivas que las de índole tradicional. por eso seamos enafinos todo el año de enero a diciembre.