Fred Chico Fernandez
Carlos Miranda se levanta a las ocho de la mañana. Tiene clases a las diez pero toma desayuno, hace uso de la ducha y después se prepara para su clase. Carlos camina seguro por los pasillos de la escuela Bio-Bio. Hace 29 años que asiste a
La vida estudiantil de
De fondo se siente la sonrisa de Herminio Robles inconfundible y estridentemente contagiosa, 28 años en
Herminio tiene la escencia del hombre “bueno” como si al mirarle y compartir sus risas no existiera ni el más mínimo sentimiento negativo en él. Con cada gesto y cada palabra acoge al que viene por primera vez, y del mismo modo tiene una sonrisa sincera para los alumnos antiguos. Muchos lo definen como “Herminio” el maestro de cabellos blancos que no necesita el cargo de Profesor para enseñar acerca de la vida.
Toca el timbre y comienza el primer bloque: silencio. Las palabras de don Pedro hacen ecos en el liceo, asimismo, las del profesor Fernando Escobar en “Armonía aplicada al folklore”. Música, teoría y pedagogía se respira en sus clases.
El almuerzo es una vorágine. Alumnos que corren por los pasillos, se traga porque a las 13:15 comienza “Danzas latinoamericanas” con Antonio Cortés, director del ballet de
Enafo: La historia de enseñar folklore.
Cuando se abren las puertas del Enrique Molina a las nueve de la mañana el primer día de la escuela, una atmósfera diferente se apodera del histórico establecimiento. Los alumnos se saludan. Ha pasado un año para algunos desde la última vez que se vieron. Muchos ni siquiera han tenido contacto, pero el abrazo es tan fraterno como si no hubiese transcurrido un tiempo prolongado tras la separación.
Asisten a la escuela grupos heterogéneos; tales como estudiantes, profesores de danza, profesores de enseñanza básica y media, dueñas de casa, secretarias, inspectores y todos aquellos motivados por conocer más, tanto de la música como las danzas de nuestro país. Durante dos semanas los estudiantes tienen clases de danzas folklóricas y tradicionales, expresión corporal, metodología de la investigación, guitarra campesina acordeón entre muchos otros cursos.
En este sentido son innumerables los investigadores del folkore nacional que en más de una oportunidad se han dado cita en
Mención especial tiene este hombre amante de los caballos, el rodeo y la cueca para los fundadores Roberto Contreras Vaccaro, Antonio Vallejos Illanes y Oscar Pérez Soto. “Fueron ellos los que se juntaron, conversaron y dieron vida a la escuela. Formaron una corporación y aún hoy día Roberto nos acompaña con Panorama del Folklore Chileno. A pesar de una dilatada agenda, él se hace el tiempo para nosotros dice don Sergio con sus ojos expresivos tras una prominente barba blanca.
EL evento que más recuerda don Sergio es la celebración de los veinte y cinco años de la escuela “las bodas de plata ¿verdad? Dice con un acento de indescriptible orgullo.
“Se programó el año anterior en conjunto con el centro de alumnos. Se entregaron diplomas a los estudiantes que acreditaban su especialidad. Además de una serie de conferencias relacionadas con el folklore. El club de rodeo de Coronel organizó una fiesta huasa donde participaron los alumnos y profesores con juegos tradicionales, silla musical a caballo entre otras pruebas”.
Y prosigue en su relato: “Otra activad era la celebración del roto chileno el 20 de enero que no hemos podido hacer por no coincidir la fecha con
Nuevos desafíos debe proponerse
Se sabe que existe en nuestro país una gran demanda por formar grupos de aplicación o proyección folklórica. Al respecto Alejandra Carrasco Landero (ganadora del Festival de la leche y la carne) señala que cada vez debe ser la teoría la que debe ganar espacios en la formación de los alumnos enafinos; para diferenciar a quienes asisten a espectáculos por un gusto personal con aquellos que efectivamente hacen su contribución al estudio del fenómeno folklórico o están preocupados de difundir seriamente la cultura tradicional de Chile.
Nuevas generaciones de investigadores deben tomar la iniciativa para realizar trabajos en ámbitos inexplorados. Algunos ya empezaron como los profesores Fernando Escobar y Héctor Uribe con el libro “Guitarra Tradicional Chilena”.
Habrá que digitalizar los trabajos recopilados en treinta años de historia, buscar nuevas formas de difusión de la escuela, quizás a través de delegados en todo el país. Generar un movimiento que instale en el debate político y educativo nacional la implementación de un subsector de aprendizaje de folklore. Seguramente, y por ende habrá que reunirse y aunar criterios.
Algunos pensarán en organizar jornadas en regiones a través de un directorio representativo de todos los rincones de Chile. Es que
El viernes último de cada versión, se realiza como es tradicional la gala de
que buena entrevista a una de las personas que han dado vida a la escuela felicidades
ResponderEliminarGrandes en folklore, maestros profesores conocimos todos.
ResponderEliminarsandra I.